Ejemplo de cuento creado:
¿Sabemos compartir?
Nuestra historia comienza con un día
muy soleado de un verano muy caluroso. Todo ocurrió en un bosque muy bonito.
En ese bosque había árboles muy muy altos, muchas flores y muchos animales.
El bosque se llamaba “Sherwood” y cuando era verano hacía mucho mucho calor,
pero cuando era invierno, los pobres animales del bosque pasaban muchísimo
frío. “Sherwood” era el bosque más grande del mundo. En este bosque vivía una
rana muy curiosa. La rana se llamaba Pi y se pasaba todo el día saltando en
su charca bailando y cantando en su enorme charca.
Justo este año vino un verano muy muy
caluroso, como dije hace un momento. Hubo tanto tanto calor, que muchos
animales no salían de sus cuevas. Un día de esos, mientras la rana estaba en
su charca bien fresquita, apareció otra ranita y le dijo:
- Buenos días ranita.
A lo que Pi respondió: -Buenos días
¿qué haces tú por aquí? Tan lejos de tu charca.
-
- Bueno lo que ocurre es que estos días ha habido tanto calor que mi charca
se ha secado y he venido saltando desde tan lejos en busca de otra charca.
Estoy muy cansada, ¿podría meterme en tu charca y refrescarme?
-
- Pero ¿qué dices? Esta es mi charca y no me gusta compartirla con nadie,
es mía. Además vienes muy sucia y me la dejarás echa un desastre. Así que
mejor sigue buscando porque esta es muy pequeña para las dos.
-
- Oye ranita pero si tu charca es muy
grande y además tiene mucha agua, suficiente para las dos.
-
- Te he dicho que no, lo siento es mi charca.
La rana se marcho y Pi siguió bien
fresquita en su charca cantando y bailando.
Unos días más tarde llegaron otras
ranas y también le preguntaron:
-
- Buenos días ranita. Venimos desde muy lejos buscando una charca con agua,
resulta que la nuestra se secó hace varios días y desde entonces hemos estado
buscado por todo el busque una nueva charca que compartir.
-
- Pero bueno ¡otra vez lo mismo! Ya le dije a la otra rana que no, que esta
charca es mía y no la voy a compartir y ahora menos que ustedes son dos. Lo
siento busquen otra charca porque está es solo para mí.
-
- Pero ranita, no seas tan mala. Nosotras vivíamos en una charca las dos.
Tu charca es muy grande y tiene mucha agua ….tanta que cabemos las tres. Anda
no seas así. Además siempre es mejor estar acompañada que solita. Seremos muy
buenas amigas ya lo verás.
-
- He dicho que no, márchense y déjenme
es paz que yo estaba muy feliz aquí solita en mi charca.
Las dos rana se marcharon muy muy
triste, cansadas y con mucho calor.
Justo el día después apareció un sapo,
éste era algo viejito. Se acercó a la charca mientras Pi dormía, la
despertó y le dijo.
-
- Buenos días amiga, disculpa que te despierte, quería saber…
Y antes de que la pobre rana hablara,
Pi dijo:
-
- A ver si vienes a que te deje mi
charca, ya te digo que no, estoy cansada de que siempre vengan a mi charca a
pedirme que la comparta. Ya he dicho a las demás que es mía, mía y solo mía.
Así que si es eso lo que me ibas a decir, mejor ni me lo digas y vete.
-
- Bueno la verdad es que venía a pedirte que me dejaras estar en tu charca
eso es así, pero aunque sea déjame estar un ratito y luego me marcho. Porque
estoy muy cansado, hace mucho calor y necesito agua porque me estoy secando.
-
- Lo siento pero no, vienes muy sucio y
sé que luego no te marcharas, lo dices para que me lo crea pero no lo harás.
-
- Está bien. Me marcharé, pero antes quisiera decirte que estas equivocada.
Estás siendo egoísta porque no compartes las cosas. Cuando tu necesites algo
y los demás no te ayuden entenderás lo mal que te comportaste al no compartir
lo que tienes. Como puedes ver estas solita y eso no sería así si
compartieras las cosas, siempre es mejor estar acompañado y jugar con los
demás.
El sapo se marchó muy cansado y triste
porque no entendía que Pi fuera así. Él sabía que Pi estaba equivocada y que
algún día lo entendería.
Unos días más tarde el calor subió y
poco a poco la charca de Pi se secó.
-
- ¿Qué voy hacer ahora? No tengo charca
y no sé donde habrá otra.
Pi se echó a llorar, pero se tuvo que
marchar. Pasaron varios días y Pi no encontraba charca, ni siquiera un
poquito de agua donde poder mojarse. Al cabo de cuatro días, mientras
saltaba, escuchó a lo lejos el sonido del agua. Rápidamente saltando llegó y
vio un pequeño río, su agua era muy limpia y fresquita. Cuando se fue acercar
al agua escuchó:
-
- No te atrevas a meterte en el agua. Es
nuestra y no queremos compartirla contigo.
Cuando Pi las miró ¿saben quiénes
eran? Las ranitas que hacía varias semanas pasaron por su carcha pidiéndole
que las aceptara. Estaban todas allí y había muchas muchas más, todas vivían
muy felices al lado del pequeño río. Pi las miró y les dijo:
-
- Ranitas sé que las traté muy mal, pero
estoy muy cansada y necesito agua, me estoy secando.
-
- Ah! ¿y por qué tenemos que ayudarte? Tú no lo hiciste por nosotras, nos
dejaste marcharnos llorando, cansadas y secándonos también. Nosotras sí
compartimos, mira bien que hay muchas ranas con nosotras, pero tú NO, por
haber sido tan mala con nosotras.
Pi muy triste comenzó a caminar para
marcharse, pero de repente se escuchó:
-
- No te vayas.
Cuando todas las ranas miraron, vieron
que era el viejo sapo Chul. El que también hacía unos días le había pedido
ayuda a Pi.
-
- No te vayas Pi. Chicas ustedes le pidieron ayuda a ella y saben lo triste
que se fueron cuando ella les dijo que no. Si queremos que ella aprenda a
compartir, no podéis hacer lo mismo ustedes ahora. No sean egoístas ustedes y
compartan que ella se equivocó pero seguro que aprendió la lección.
-
- Si! Me he dado cuenta que fui mala, debería haber compartido mi charca.
Lo siento mucho, nunca más lo volveré hacer, es mejor compartir y estar
siempre con más ranitas, que no compartir y estar solita.
Las demás ranas aceptaron y a partir
de ahí todas las ranas que estaban y las que seguían viniendo, vivieron en
eso pequeño río muy felices.
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